Buscar entre las cosas que los demás dejan de usar, es una vieja práctica, que tiene y ha tenido lugar en todas partes y latitudes. Propia de quienes quieren pagar menos, gente de bajos recursos, o que simplemente no están dispuestos a pagar determinada cantidad por determinado artículo: la compra de segunda mano.
Lo cierto es que hay quienes por lo visto compran de más, se llenan de cosas que luego no tiene utilidad y antes de su natural desgaste, se desprenden de ello, a un costo muy inferior al que se pagó por adquirirlo, o a ningún costo, solo tiran.
Es que hay una satisfacción extra en hurgar, buscar, curiosear entre lo descartado por otro; por una parte por la propia euforia por comprar, y por comprar a bajo precio: sin culpa; pero también hay un deleite, resultado de esa expectativa de encontrar algo original, diferente, inesperado; algo que insospechadamente resulta ser «lo que estaba necesitando»; eso, que ya no está en el mercado o que justo recupera vigencia.
La cosa es que hoy, bajo la forma de venta de garaje, feria americana, o simple baratillo, la dinámica de revolver entre lo usado parece crecer conforme crece la euforia por comprar y tirar.
Y si el aumento de la producción de artículos, de calidad dudosa, crece y crece, aumentando de igual modo la basura que genera; y si hay tanto inubicable, descartable, y si la basura termina siendo siempre un gran problema mundial; optar por la venta de garaje, por el busca que te busca entre lo que los demás tiran, es optar con hacer circular lo que sin remedio ya está. Comprar barato y usado es también reciclar!
La rosa usada es una muy buena idea… he encontrado cosas carisimas por unos pocos euros!
Sin duda vale la pena el esfuerzo.
Si