La importancia de una teoría científica no se mide sólo dentro del propio ámbito de la ciencia sino en ares distintas como en la sociedad, la cultura, la religión de una época en general. Su fuerza se consolidad, mucho tiempo después de haberse postulado, las nuevas investigaciones y descubrimientos confirman su validez y pertinencia y logran ajustarla de forma adecuada para comprender las nuevas realidades que se distinguen.
El caso que mejor cumple con estas premisas es la teoría de la evolución postulada por Charles Darwin.
En el año 1831, el biólogo se embarcó en el HSM Beagle, navío que pertenecía a la marina británica el objetivo era realizar investigaciones sobre la vida silvestre en las costas de América del Sur y algunas islas del Pacifico. El trayecto duró cinco años, en los cuales llevó a cabo observaciones sobre la diferenciación de las especies en las diferentes regiones geográficas.
Cuando regresó a Inglaterra trabajó arduamente en sus ideas y anotaciones a lo largote 20 años. En el año 1858 dio a conocer su teoría sobre la evolución de las especies por selección natural. Un año más tarde la expuso en detalle en su libro “El origen de las especies”.
Darwin partió de una observación muy simple, la forma en que los horticultores crean nuevas especies a partir de una selección realizada por ellos mismos, y considero que la naturaleza procedía de acuerdo con métodos análogos.
El otro basamento de su teoría fue la apreciación de que no todos los organismos vivos llegan a la madurez y la muerte tiene un efecto selectivo que preserva a los más fuertes para sobrevivir. Además vio que aquellos organismos que presentan alguna variación natural tienen mayores opciones de escapar a la destrucción.
A través de esta selección natural, que es una constante, tiene efectos sensibles sobre múltiples individuos de una especie a lo largo del tiempo y explica la transformación y diversidad de la vida en la Tierra.
Desde su origen, las teorías de Darwin tuvieron gran éxito por ser claras y por apelar al sentido común.
Las ciencias biológicas las adoptaron y gracias a eso tuvieron una gran transformación. Por el contrario, la religión las rechazo porque proponían que el hombre descendía del mono y parecían ir contra la idea de la creación divina.
Una lectura más detallada de sus ensayos demuestra que Darwin da por hecho la vida, pero nunca explica si es resultado del azar y de la evolución misma, o de un acto creativo. El pensamiento con el que contaba Darwin no está libre de debilidades y problemas que han sido expuestos por muchos investigadores a lo largo del tiempo. Por ejemplo, no llega a explicar la génesis de órganos complejos y especializados y sostiene la posibilidad de heredar caracteres adquiridos. Este punto, y con muchos adelantos en la materia, ha sido descartado en la actualidad por la biología.
A pesar de algunas fallas la teoría desarrollada por Darwin es considerada de mucho valor para el pensamiento occidental.
En el año 1999 se realizo un ensayo llamado “Darwin’s Influence on Modern Thought”, su creador, el científico Ernst Mayer (1904 – 2005) afirma que “Muchas de las ideas biológicas propuestas en los últimos 150 años estuvieron en un grave conflicto con lo que todas las personas asumían como verdadero. La aceptación de esas ideas requería una revolución ideológica. Charles Darwin es responsable de las modificaciones y numerosas a la imagen del mundo que solía tener la personas promedio.”
Imagen de Charles Darwin