Vamos a hablar en la sesión de esta semana sobre un tema que me resultó curioso cuando, hace unos días, me hablaron de él. Seguimos en nuestra sección de Curiosidades Lingüísticas de todos los jueves, y como curiosidad lingüística que es, y como sobre la lengua que trata, cabe hablar aquí sobre los camellos. Enseguida me entenderán.
Consiste la curiosidad de esta semana en algo ambientado en el desierto, por ser sobre un camello la causa principal del tema de hoy. De lo que hablamos es de la etimología de esa palabra, y hoy no nos remitimos única y exclusivamente al latín. Bien es verdad que la palabra del español «camello» viene del latín «camelus», pero es más importante el origen etimológico –creo que es etimológico, porque el idioma al que me remito no lo conozco, sólo me han hablado de su gramática– de esta palabra. Me remito, pues, a la lengua árabe.
¿No vemos a los árabes tantas veces con camellos? Es el animal elegido y designado para cruzar los desiertos. Los tuaregs viajan en sus lomos, y contentos que van en ellos. Pero estarán preguntándose, ¿por qué remitirse a esa lengua para hablar de los camellos? Pues en primer lugar, porque este animal es típico de aquella zona. En España no vemos camellos normalmente, ¿no? Al menos yo no los veo. Y en segundo lugar, porque los árabes son los que utilizan el camello para todo, absolutamente para todo lo que nosotros hacemos mediante los automóviles. Nosotros nos transportamos de un lado a otro con nuestro automóvil, o con el vehículo de otro, o con un vehículo público, pero todo se remonta al fin y al cabo a un aparato formado por un motor y dos, cuatro, seis ruedas, que necesita gasolina o algún otro producto para desempeñar su función. Este mismo medio también lo utilizamos para llevar cargas pesadas, ¿no es así? Cogemos bolsas de la compra, bolsas que han ocupado todo un carro del supermercado, y las metemos en el maletero. Luego en casa las recogemos y ordenamos en la despensa, pero el mayor esfuerzo, el de cargar peso, lo ha realizado el coche. Pues para esto también utilizan los árabes los camellos. Entonces, dirán ustedes, ¿para qué hablar de las funciones que desempeña el camello en el mundo árabe? Es esencial para entender su significado.
Nosotros perfectamente hubiésemos podido llamar al automóvil “camello”. Pero los españoles nos molestamos en llamar camello a cosas que no tienen nada que ver con ese animal, no es necesario explicar esta afirmación, ¿no? Al fin y al cabo, no es imprescindible para este tema. Lo imprescindible era explicar las funciones que puede desempeñar el animal de la joroba.
Me remito, pues, a la lengua para decir que en árabe, la palabra «camello» viene a significar algo así como «necesario, vital, imprescindible». ¿Por qué este significado? Pues porque para los habitantes de aquella zona, tener un camello significa lo mismo que para nosotros tener un coche. Sirven para todo, y para todo es necesario.
En fin, espero no haberos aburrido con la larga explicación de las funciones del camello, pero era necesario para que entendieran lo que quería decir. Repito, me he remitido al árabe porque este tema me lo ha contado una persona docta en este tipo de materias, yo no conozco la lengua árabe. Pero me resultó curioso.
Nada más que decir. Espero verles por aquí de nuevo dentro de siete días. Hablaremos de más etimología, de más costumbres externas a nosotros, de más curiosidades lingüísticas.
parami los camellos no ablan para nada
Pues sí, error bíblico, como tantos otros. Me alegra que te haya gustado este artículo, no tenía mucha confianza en que fuera a gustar.
Gracias por tu comentario, Literatour.
Un saludo
«Será más facil que un -camello- cruce el ojo de una aguka, que un rico entre al reino de los cielos»
error biblico sin duda…
me gusto tu tema sobre la verdad de «Camello»