Buenas tardes a todos, doy la bienvenida, de nuevo, una semana más a nuestras Curiosidades Lingüísticas de los jueves. Hoy les voy a hablar, aunque llegue a chirriar de algún modo a los oídos de muchos, de otra palabra que bien podría derivar del griego, y utilizo el condicional porque no sé a ciencia cierta si realmente es así, pero podría contarse un porcentaje de acierto bastante elevado, quizá al noventa por ciento. En definitiva, voy a hablarles, una semana más, de la lengua griega, clásica por excelencia, fuente de etimología, también por excelencia, junto a la latina, como saben. Ruego, pues, que me perdonen los que no alaban tanto como yo la lengua griega. En fin, vamos al asunto.
La palabra que voy a explicar hoy es la «propina». ¿Qué es la propina? Muchos podrán pensar, y doy puerta abierta a esa opinión, que estoy haciendo una pregunta retórica. Responderé, por tanto, que no lo es, no es una pregunta retórica, requiere una respuesta. Una propina es una cantidad de dinero, más pequeña o más grande dependiendo del sitio, que se le da a un camarero por haberte servido la comida o la bebida. Me centraré en esto último que acabo de decir, en la bebida.
En griego moderno la bebida se conoce como “pina”. No creo que haga falta decir que esa palabra es la transcripción de los bellos trazos del griego, pero por si acaso, ya queda dicho. Pues bien, la “pina” griega, que es cualquier tipo de bebida general, y no específica como sería, por ejemplo, el “crasí” o el “retsina”, es la que sirven los camareros en los bares. También en Grecia la gente puede llegar a ser educada, como en España, aunque siempre hay de todo en todas partes. Pero en el caso de la gente educada, que de alguna manera mira un poco por los demás, es común que después de haber tomado la tapa o la comida, acompañe el gasto de la cuenta con unas monedas de más que van directamente al bolsillo del camarero, por haber sido éste, y no otro, quien se ha dedicado, durante los últimos minutos, a dar vueltas y a atender la mesa. Esas pequeñas cantidades de dinero son las que reciben el nombre de propinas.
Como algunos sabrán, ya no por la gramática griega ni por la latina, ni siquiera por la de la lengua española, la palabra “pro”, que en latín tanto como en griego era una preposición, y que realmente en español también lo es, significa “a favor de”. Pues bien, si añadimos a ese pro la bebida griega, tenemos como resultado “pro-pina”. Lo cual se traduciría literalmente al español como “a favor de la bebida”. Será, por ende, una muestra de agradecimiento hacia el camarero por haber servido la bebida, así como la cena, pero no existe una palabra en español que se llame “profaguitó”, ¿verdad?
Bueno, pues hasta aquí el nuevo tema de lingüística. Como siempre, espero alguna aportación, algún tipo de comentarios, que estaré abierto a leer y responder. Que pasen buena semana. Hasta el próximo jueves.
Muchas gracias, Sarah. En esta sección, todos los jueves aparecen cosas nuevas. Y en el resto del blog hay un continuo flujo de publicaciones curiosas, muy buenas.
Un saludo
Curioso blog. Me pasaré de vez en cuando