El agua se usa y se usó para miles de cosas

A través de la historia el agua tuvo miles de usos. Por ejemplo fue empleada para la construcción de relojes y hasta tuvo la capacidad de detectar neutrinos. Se sabe que en donde hay agua hay seres vivos. En Grecia se usaban los clepsidras, que eran una especie de relojes de agua, con ellos controlaban la duración que tenían los alegatos en los tribunales. A través de ellos se podía llegar a medir 6 minutos.

En la civilización romana se continuaron usando, solo que en ella los usaban los políticos y los abogados. La medida estándar de ellos llegaba a alcanzar los 20 minutos. Si era necesario se le podía pedir al juez el uso de clepsidras adicionales. Cuenta la historia que en cierta oportunidad un abogado llego a pedir el uso de hasta 16 clepsidras.

El agua también fue la encargada de establecer la ciencia del calor ya que con ella en el año 1597 Galileo construyo el primer termómetro. Este termómetro era una bola de vidrio que se encontraba relleno de aire y en cuya parte inferior descendía un tubo parcialmente lleno de agua hasta un recipiente inferior, que también contaba con este líquido.
Si la temperatura sufría algún cambio este cambio también era traducido en la transformación del volumen ocupado por el aire y por lo tanto, la altura a la cual ascendía el agua por el tubo. Lo que no sabia Galileo es que esto también esta sometido a la presión atmosférica.

En la época de Torricelli (1608 – 1647) se pensaba que la atmósfera podía llegar a ejercer algún tipo de presión sobre la Tierra.

En el siglo XVII y XVIII el agua era usada como referencia para las diferentes escalas de temperatura, aunque rápidamente fue sustituida por el alcohol. En el año 1665, el astrónomo y matemático Christiaan Huygens empezó a pensar en la posibilidad de utilizar como referencia la temperatura de ebullición del agua.

Isaac Newton por su parte en su tratado denominado “Sobre la escala de grados de calor y frío” del año 1701 define una escala de doce grados. El cero era tenido en cuenta para el punto de congelamiento del agua y el doce era la temperatura de un hombre sano. Esta escala era bastante precisa.

Pero todas estas ideas de índole científicas estuvieron acompañadas por un poco de fantasía. No falto quien le atribuyo al agua propiedades milagrosas. Muchas de esas ideas esta en el limite de la ciencia y la pseudociencia.

A fines de la década de 1960, un grupo de investigadores que trabajaban en el Instituto de Química Física de Moscú anunció que había descubierto una nueva forma de agua. Según ellos no se trataba de una especulación teórica, ellos mostraban algunas fotografías de su ensayos y daban pequeñas muestran en pequeños tubos de cuarzo.
Uno de los mayores expertos en química de superficies, llamado Boris Deryagin llevo a Occidente este descubrimiento y en una de sus charlas dadas en el año 1966 revelo que esta sustancia hervía a 150º C y se congelaba a -40ºC, y además contaba con una viscosidad parecida al sirope.
Lo que sucedía era lo siguiente: suponiendo que uno sella una cantidad de agua dentro de un capilar de cuarzo. El líquido alcanza cierta altura, pero luego de un tiempo aparece una segunda columna en la parte superior del tubo que parece ir creciendo a expensas de la que se encuentra debajo de ella. Parte de ella se evapora y se condensa más arriba, pero la presión y la temperatura dentro del tubo deben ser igual en cualquier punto, por lo que no hay ninguna razón para que el agua tenga ese tipo de comportamiento. La única forma racional de entender el fenómeno era suponer que el liquido de la parte superior era diferente al que fue introducido al capilar. Eso demuestra que un liquido puede adoptar otra estructura, tal como para con el hielo. Ese fue el razonamiento que tuvieron los científicos soviéticos.

Para Derygian las superficies tenían la capacidad de modificar la estructura de los líquidos, un tema que en la actualidad sigue ocasionando diferentes opiniones.

Imagen: Clapsidra