Aunque existen películas como “White Zombie”, protagonizada por el legendario Bela Lugosi, la cinta fílmica que creó la versión del muerto viviente convencional, tal como lo conocemos ahora, fue «Night of the living dead» de George A. Romero.
En los últimos tiempos, muchas películas y series han hecho que estas criaturas recobren la popularidad de antaño, ya sea apelando al humor como «Zombieland», o al aspecto más dramático y terrorífico que provocaría una epidemia zombie y su repercusión en el mundo, como la aclamada «The Walking Dead».
Los zombies, o muertos vivientes, tienen su origen fuera de la ficción en los mitos y leyendas nacidas en Haití. Pero lejos de interpretaciones mágico-religiosas, existen casos reales de personas que se comportaban tal y como hemos visto en la televisión o cine. Todo esto producto de una enfermedad.
El síndrome de Cotard es una rara enfermedad del tipo trastorno mental, fue descubierta por Jules Cotard a finales del silgo XIX, y denominada “delirio de negación” en una de sus conferencias sobre neurología en París.
Los pacientes que presentan esta enfermedad manifiestan una percepción distorsionada de la realidad, percibiendo de distintas formas a través de sus sentidos la sensación de estar muertos, o incluso en pleno proceso de descomposición.
Sentirán que sus órganos ya no trabajan, que su corazón ha dejado de latir, que todas las partes que conforman su organismo progresivamente se están descomponiendo porque han dejado de funcionar en su totalidad.
No importa la razón, explicación médica o científica que se les dé, ellos mantendrán este delirante estado. Producto de una aguda depresión u otros desordenes metales como la esquizofrenia, e incluso como efecto secundario de ciertos fármacos.
El tratamiento para esta enfermedad consiste en un régimen de antidepresivos y antipsicóticos, que no curarán plenamente al paciente, pero reducirán los síntomas de sentirse como un zombie.