Los frutos y las semillas son unos de los alimentos más antiguos. Cultivar no es nada nuevo. Las civilizaciones más antiguas ya cultivaron árboles para obtener frutos, nueces y aceite. Hace unos seis mil años, los faraones plantaban árboles y empleaban silvicultores para cuidarlos.
Muchos frutos que tienen su origen en Oriente fueron introducidos con el paso de los siglos en otras regiones. Uno de los frutos más familiares, la manzana, precede de Afganistán. Los frutos cítricos de Persia, las naranjas, limones y tilos fueron introducidos en el Mediterráneo y ahora se obtienen importantes cosechas no sólo en esta zona sino también en América del Norte, Australia y África del Sur. Estos frutos son importantes porque se pueden almacenar durante mucho tiempo sin que se estropeen. Otros, como el mango y el aguacate, son vitales en las regiones donde crecen pero son perecederos y resultan caros para la exportación.
Semillas y árboles nuevos
Los árboles producen enormes entidades de frutos y semillas. Sólo algunas de estas semillas se convierten en nuevos árboles, ya que las plantas jóvenes de semillero son muy vulnerables y a menudo son pisoteadas o comidas por los animales. Un roble puede producir hasta cincuenta mil bellotas, pero tal vez una de ellas origine un nuevo árbol. Las demás sirven de alimento a los animales y a los pájaros.
Las semillas deben estar lejos del árbol progenitor para que puedan crecer. Algunas semillas están recubiertas de vello o provistas de unas especies de alas (sámaras) y pueden ser transportadas por el viento y otras, como el aliso, son arrastradas por el agua. Existen también semillas que se encuentran dentro de un fruto carnoso y suculento que atrae a los pájaros y a otros animales para que lo ingieran, la semilla es expulsada a cierta distancia, posiblemente en un lugar en donde pueda crecer.
Las semillas y los frutos presentan gran variedad de formas y tamaños por suerte que cada especie está adaptada para esparcirse por los alrededores. El fruto del cocotero tiene un armazón fibroso que le permite flotar de una isla a otra. Por su parte las semillas del tilo son transportadas por el viento. Los pájaros y los mamíferos expulsan o entierran los huesos de los frutos, como ocurre con las semillas de naranja y melocotón una vez que la pulpa ha sido comida.
Fuente: Los árboles – Plaza & Janes
Imagen: foroantiguo.infojardin.com