Vamos a hablar hoy un poco de curiosidades lingüísticas, en concreto, sobre el tuteo. Saben perfectamente que el tuteo es señal de confianza, de amistad, incluso de vulgaridad según miran algunos. Hay quien llega a pensar que si alguien habla “de tú” es un maleducado, y no es exactamente así. Puede serlo, perfectamente, pero también puede ser un maleducado quien trata “de usted”, simplemente porque con ese usted haga algún tipo de comentario malsonante o despectivo. No es, en efecto, la calidad de la educación lo que incide en el respeto a las otras personas a la hora de hablarles de usted o de tú, o incluso de vos, propio de los países latinos.
Acabo de recibir un correo electrónico en el que hacen una especie de parodia acerca de la importancia del tuteo. En él aparece una conversación entre el director de un banco y un detective contratado para vigilar a un empleado del mismo banco. Éste, el empleado, al parecer, se ausenta en cuanto termina su horario laboral y, según intuye el director del banco, se va con su mujer, la del director –vean que empiezan a confundirse los determinantes posesivos–. Entonces, el detective persigue al sospechoso y le lee el informe redactado durante su vigilancia al director del banco. El informe dice así: “López –el empleado perseguido por el detective– sale normalmente al mediodía, toma su coche, va a su casa a almorzar, luego echa un polvo a su mujer, se fuma uno de sus excelentes habanos y vuelve a trabajar”. Un informe normal, aparentemente. Ante éste, dice el director del banco, ah, menos mal, no hay nada malo en esto, como diciendo que no hay ningún problema con el empleado.
Entonces viene lo importante. Le pregunta el detective, señor, ¿puedo tutearle?, y el detective, ante tal pregunta, responde con sinceridad, claro, cómo no. Entonces, se dará cuenta de lo que realmente importa el tuteo. Dice, pues, el detective: “Te repito. López sale normalmente al mediodía, toma tu coche, va a tu casa a almorzar, luego echa un polvo a tu mujer, se fuma uno de tus excelentes habanos y vuelve a trabajar”.
¿Confunde, o no confunde, entonces, la forma de tratar? Todo el mundo debería tratarse de tú, así no habría diferencias –ni confusiones– entre las personas.
Es ya esto un mensaje aparte. Hace tiempo tuve un profesor que trataba de imponer miedo a sus alumnos, miedo sólo en lo que se refiere a que lo respeten, y para ello les trataba de usted y quería que a él también le trataran de usted. “Ustedes me tratan de usted porque yo les trato de usted, si yo les tratara de tú, ustedes podrían tratarme de tú, y si yo les tratara de colega, ustedes podrían tratarme de colega, pero el caso es que les trato de usted”. Aspectos totalmente fuera de esta curiosidad lingüística, pero que, al fin y al cabo, tienen algo que ver, pues podría haber tratado a todo el mundo de tú, y no habría ningún problema. Por cierto, yo le traté de tú, y gran amistad que guardo desde entonces, ha ya seis años. Sincronías…