Un mercado en Tailandia se despliega sobre las vías de la estación local.
Los índices demográficos de algunos países están creciendo con velocidad y de falta de lugar lleva a las personas a encontrar espacios pocos ortodoxos para desarrollar sus actividades cotidianas. El mercado Meaklog, en la localidad tailandesa de Chiang mai, es un buen ejemplo de esta tendencia.
Sobre los últimos 100 metros de la estación local del tren, de ven decenas de puestos en un mercado pequeño, pero agitado. Cuatro veces por día, el tren hace sonar su bocina para que los comerciantes y clientes abandonen sus compras y se aparten de su camino.
Cuando el tren se anuncia, los vendedores retiran la mercadería del centro de las vías, pero dejan el resto en su lugar y la maquina atraviesa el predio prácticamente rozando los productos. Tampoco hay demasiado espacio para lo clientes, pero una vez que el trasporte atravesó el predio, las dos partes retornan las actividades comerciales. Asombrosamente solo hubo dos accidentes en casi 20 años y el mercado mantiene su mecanismo actualmente. De hecho, es reconocido por la calidad de pescado que ofrece.